Celaá al Vaticano: embajadora para el conflicto
Pedro Sánchez busca una salida muy controvertida a la exministra de Educación en la embajada más antigua de España seis meses después de haberla relevado en el Ministerio

Sorpresa, o no tanta. Pedro Sánchez escoge a Isabel Celaá para la embajada más antigua de España. Cuando un gobierno elige a un embajador lo hace, o para facilitar las relaciones con el país al que lo envía, o para ser más eficaz en el ... conflicto que prepara. Zapatero envío Paco Vázquez al Vaticano pensando en amortiguar las tensiones que su agenda ideológica iba a suscitar sin duda. Creo que Sánchez ha pensado al revés. Celáa es quien ha impulsado una ley sin el mínimo diálogo, que restringe la libertad educativa, la misma que abrió una asamblea de la Educación Concertada con un desafío en toda regla, todo un monumento a la diplomacia.
El gobierno ha filtrado su nombre antes de recibir el preceptivo plácet de la Santa Sede, seguramente para enseñar sus cartas credenciales por anticipado. Y deslizan como gran argumento que es «católica practicante». No estamos aquí para juzgar la fe de la señora Celaá, pero sí para decir que eso significa poco a la hora de valorar su idoneidad.
Lo decisivo para un embajador ante el Vaticano es que entienda el lugar de la Iglesia en el contexto internacional y que valore al máximo la libertad religiosa con todas susimplicaciones jurídicas y culturales. Las pistas que ha sembrado en este sentido la exministra de Educación son inquietantes.
Quizás haya que buscar la clave en el deseo de Sánchez de agitar las aguas con la Iglesia cara a una dura campaña electoral, con el tema de la revisión de los Acuerdos como señuelo. Para eso Celaá será, más que un peón, un alfil.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete